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El Papa Francisco convoca el 7 de octubre una jornada de ayuno y oración para pedir por la paz

El Papa Franciscopide a los fieles católicos que dediquen la jornada del 7 de octubre al ayuno y a la oración por la paz mundial, justo cuando se cumple un año del ataque de los milicianos de Hamás a Israel que desencadenó la guerra en Gaza y la actual escalada. En este día en que celebramos a Nuestra Señora del Rosario, roguemos todos juntos por la paz en el mundo.

La paz es una de las grandes preocupaciones del Papa Francisco, especialmente en este tiempo en que, como ha repetido muchas, el mundo vive una Tercera Guerra Mundial en pedazos y esa también debe ser una preocupación de cada cristiano.

Algunas cosas que podríamos realizar en este día, para unirnos con la Iglesia universal son:

  • En familia podéis rezar el santo rosario
  • Hacer una visita a Jesús Sacramentado
  • Participar la celebración Euciarística
  • Decir algunas jaculartorias, por ejemplo: María Reina de la Paz, ruega por nosotros
  • Decir alguna oración por la paz, les proponemos alguna
  • Ayunemos en este día privandonos de algún alimento y con eso solidarícemonos con los necesitados o llevemos a Cáritas algo económico para que ellos lo envíen a los que sufren por causa de la violencia en el mundo y que ahora carecen hasta de lo más necesario.
  • Ayunemos hoy también de palabras, gestos y actitudes que no construyen la paz, Seamos amables con todos y miremos con amor a los demás.

Oración por la paz en el mundo

Señor Jesús, tú guías sabiamente
la historia de tu Iglesia y de las naciones,
escucha ahora nuestra súplica.
Nuestros idiomas se confunden
como antaño en la torre de Babel.
Somos hijos de un mismo Padre
que tú nos revelaste
y no sabemos ser hermanos,
y el odio siembra más miedo y más muerte.
Danos la paz que promete tu Evangelio,
aquella que el mundo no puede dar.
Enséñanos a construirla como fruto
de la Verdad y de la Justicia.
Escucha la imploración de María Madre
y envíanos tu Espíritu Santo,
para reconciliar en una gran familia
a los corazones y los pueblos.
Venga a nosotros el Reino del Amor,
y confírmanos en la certeza
de que tú estás con nosotros
hasta el fin de los tiempos. Amén

Autor: Padre Ignacio Larrañaga

Oración por la paz

Oh María, Madre nuestra, estamos de nuevo aquí ante ti. Tú conoces los dolores y las fatigas que en esta hora abruman nuestro corazón. Nosotros elevamos la mirada hacia ti, nos sumergimos en tus ojos y nos encomendamos a tu corazón.

También a ti, oh Madre, la vida te reservó difíciles pruebas y humanos temores, pero fuiste valiente y audaz; confiaste todo a Dios, le respondiste con amor, te ofreciste incondicionalmente. Como intrépida Mujer de la caridad, fuiste rápidamente a ayudar a Isabel; con prontitud percibiste la necesidad de los esposos durante las bodas de Caná; con fortaleza interior en el Calvario iluminaste de esperanza pascual la noche del dolor. Por último, con ternura de Madre animaste a los discípulos temerosos en el Cenáculo y, con ellos, acogiste el don del Espíritu.

Ahora te suplicamos, ¡escucha nuestro clamor! Necesitamos tu mirada amorosa que nos invita a confiar en tu Hijo Jesús. Tú que estás dispuesta a acoger nuestros dolores, ven a socorrernos en este tiempo en que estamos oprimidos por las injusticias y devastados por las guerras; enjuga las lágrimas sobre los rostros sufridos de cuantos lloran la muerte de sus seres queridos, de sus propios hijos; despiértanos del letargo que ha oscurecido nuestro camino y despoja nuestros corazones de las armas de la violencia, para que se cumpla pronto la profecía de Isaías: «Con sus espadas forjarán arados y podaderas con sus lanzas. No levantará la espada una nación contra otra ni se adiestrarán más para la guerra»

Madre, dirige tu mirada maternal a la familia humana, que ha perdido el gozo de la paz y ha extraviado el sentido de la fraternidad. Madre, intercede por nuestro mundo en peligro, para que custodie la vida y rechace la guerra; para que cuide a los que sufren, a los pobres, a los indefensos, a los enfermos y a los afligidos, y proteja nuestra casa común.

Te suplicamos, Madre, la misericordia de Dios, ¡tú que eres la Reina de la paz! Convierte los corazones de quienes alimentan el odio, silencia el ruido de las armas que provocan la muerte, apaga la violencia que habita en el interior del hombre e inspira proyectos de paz en las decisiones de quienes gobiernan las naciones. 

Madre, Reina del santo Rosario, desata los nudos del egoísmo y disipa las nubes oscuras del mal. A nosotros tus hijos llénanos con tu ternura, levántanos con tu mano bondadosa y danos tu caricia de Madre, que nos hace esperar el advenimiento de una nueva humanidad donde «el desierto será un vergel y el vergel parecerá un bosque. En el desierto habitará el derecho y la justicia morará en el vergel. La obra de la justicia será la paz». (Papa Francisco)

No nos quedemos cruzado de brazos ni seamos indiferentes, porque esta ausencia de paz en nuestro mundo es algo que nos afecta a todos. Comencemos por construir la paz en nuestros hogares, en los lugares de trabajo, en la Iglesia, en el cole, entre los amigos, etc.

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