PASCUA DEL ENFERMO 2023
La Iglesia celebra el VI Domingo de Pascua, el 14 de mayo, la Pascua del Enfermo. Una jornada con la que la Iglesia concluye la Campaña del Enfermo bajo el lema ‘Déjate cautivar por su rostro desgastado’ que pone el foco en el cuidado de los mayores. Una misión pastoral que “siempre actualiza la caridad de Cristo que tuvo en los que sufren a sus preferidos.
Es una llamada de atención a nuestras conciencias, para que valoremos y tengamos en cuenta a las personas que por el paso de los años se sienten más necesitadas. Promover una actitud de estima hacia los mayores y poner fin a la cultura del descarte deben ser actitudes que, como nos repite el papa Francisco, tienen que acompañar al cristiano y a toda persona de buena voluntad.
Poner en primer plano a nuestros mayores
En esta Campaña del enfermo, explica, “se nos pone en primer plano a nuestros mayores”. Se nos propone “dejarnos cautivar por su rostro” y acoger la invitación del papa Francisco de “volver a creer en lo revolucionario de la ternura y del cariño” (EG288). “Conviene más que nunca comenzar una reflexión cuidadosa, clarividente y honesta sobre cómo la sociedad contemporánea debería “acercarse” a la población de edad avanzada (Academia Pontificia para la Vida, La vejez: nuestro futuro…). Y puntualiza, “No se necesitan estrategias, sino relaciones humanas”.
Ya San Juan Pablo II, en su carta a los ancianos en 1999, ponía en alerta de este problema, decía:
- «…constatamos cómo, en algunos pueblos, la ancianidad es tenida en gran estima y aprecio; en otros, sin embargo, lo es mucho menos a causa de una mentalidad que pone en primer término la utilidad inmediata y la productividad del hombre. A causa de esta actitud, la llamada tercera o cuarta edad es frecuentemente infravalorada, y los ancianos mismos se sienten inducidos a preguntarse si su existencia es todavía útil».
Y, en esa misma carta proponía:
- «…el lugar más natural para vivir la condición de ancianidad es el ambiente en el que él se siente “en casa”, entre parientes, conocidos y amigos, y donde puede realizar todavía algún servicio. A medida que se prolonga la media de vida y crece del número de los ancianos, será cada vez más urgente promover esta cultura de una ancianidad acogida y valorada, no relegada al margen. El ideal sigue siendo la permanencia del anciano en la familia, con la garantía de eficaces ayudas sociales para las crecientes necesidades que conllevan la edad o la enfermedad.
- Sin embargo, hay situaciones en las que las mismas circunstancias aconsejan o imponen el ingreso en “residencias de ancianos”, para que el anciano pueda gozar de la compañía de otras personas y recibir una asistencia específica. Dichas instituciones son, por tanto, loables y la experiencia dice que pueden dar un precioso servicio, en la medida en que se inspiran en criterios no sólo de eficacia organizativa, sino también de una atención afectuosa. Todo es más fácil, en este sentido, si se establece una relación con cada uno de los ancianos residentes por parte de familiares, amigos y comunidades parroquiales, que los ayude a sentirse personas amadas y todavía útiles para la sociedad».
Formarse para el cuidado
Los materiales de formación que ha editado el departamento de Pastoral de la Salud están orientados a ayudar a los que trabajan en esta Pastoral y a las comunidades parroquiales que llevan a cabo la labor de visitar y acompañar “a quienes viven en el otoño de la vida, dejándonos cautivar por su mirada”. Se proponen distintos temas relacionados con el cuidado a los mayores y el acompañamiento a los que acompañan, tanto familiares como profesionales. Además, de unas propuestas concretas en la pastoral del mayor.
También se pueden encontrar entre los materiales de la campaña cinco criterios para la reflexión:
- Promover una actitud de estima hacia los mayores,
- la familia es el ámbito adecuado para el cuidado de los mayores,
- integrarlos en la misión evangelizadora de la Iglesia,
- cuidar la espiritualidad de los mayores,
- y una pastoral transversal e intergeneracional.
No podemos quedarnos en bonitas palabras y buenos propósitos que muchas veces adornan las páginas de nuestras programaciones, tengamos en cuenta la realidad y veamos cómo conseguir, entre otras cosas:
Poner fin a la cultura del descarte de nuestros mayores
- Evitar que pidan ser internadas en una residencia para no ser una carga.
- En el futuro, la sensación de la propia inutilidad podría tener resultados aún más preocupantes. Y en algunos países la eutanasia ya se propone a las personas mayores solitarias y cansadas de vivir.
- Cuando se preguntan si su vida sigue siendo útil o de interés para alguien, indica un vacío que la pastoral de la Iglesia debe llenar.
Les incluimos los materiales formativos, la estampa y el cartel