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¡Buenos días, Catequista!

Hola queridos catequistas, que alegría volver a encontrarnos, por este medio, el mensaje para meditar esta semana es:

¡La alegría del perdón!

La misión de Cristo podríamos resumirla como reconciliador de la humanidad con Dios, consigo misma y con la naturaleza. Es Cristo la plenitud de la Revelación que nos trae la alegría que nunca se acaba.
En la vida vamos caminando con tropiezos y limitaciones, pero sin embargo, Dios nos abraza, nos levanta nos perdona y nos llena de alegría.
¡Cuánto gozo experimenta el deudor cuando se le perdona su deuda; o cuando otro la ha pagado en su nombre!
El catequista porta en si esta alegría, el catequista anuncia este Cristo Crucificado que vence con la ilógica del amor, perdonando a los mismos que lo injuriaban. Rompe la cadena del odio que engendra odio, y abre la posibilidad al amor que vence al odio.
El catequista tantas veces, se vive perdonando aún a su propia familia y amigos, porque no lo comprenden, porque dona su tiempo, y esfuerzo por un trabajo que no le pagan.
El catequista es incomprendido porque se mete en problemas que podría ahorrarse al organizar las primeras comuniones o confirmaciones de sus niños. El catequista vive perdonando porque es ilógico para el mundo mercantilista de hoy, trabajar tanto e invertir dinero y esfuerzo, sin ganancias, solo por inventarse cosas para sus niños. Sabe perdonar a los que no están de acuerdo con él y algunas veces hasta riñen por sus compromisos totalmente generosos.
El catequista se vive perdonando por que los padres de los niños, tantas veces en vez de dar las gracias, solo exigen y critican.
Cuando alguien perdona se libera a si mismo de cargar sentimientos negativos, de cargar rencores que no le corresponden. Y libera a su propio ofensor al no tenerle ningún reparo.
Pues esta es la enseñanza de Jesús resucitado, bien por ustedes catequistas: Como nos dice el Papa Francisco “Jesús resucitado, ha transmitido a su Iglesia, como primera misión, su propia misión de llevar a todos el anuncio concreto del perdón. Es el primer deber: anunciar el perdón. Este signo visible de su misericordia conlleva en él la paz del corazón y la alegría del encuentro renovado en y con el Señor” (Regina coeli 23/04)
Catequista, ¡adelante! a perdonar y enseñar el camino del perdón a los pequeños. Hasta la próxima

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