¡Buenos días, Catequista!
Con alegría pascual os saludamos queridos catequistas esperando que las chispas de espiritualidad animen nuestro camino de resurrección. Esta semana el mensaje para meditar es:
¡Tengo grandes motivos para ser feliz!
Catequista, aleluya, ¡tienes grandes motivos para ser feliz! Puede haber tanta gente lamentándose por los motivos que tiene para amargarse la vida, más nosotros cristianos, tenemos motivos de sobra para ser felices. Porque Jesús en la cruz le ha dado sentido a la muerte y al sufrimiento. Entonces si aún la muerte y el sufrimiento pueden generar vida cuando se fundamentan en el amor; cuanto más la vida, la salud, el amor, la paciencia son motivos para ser feliz, son generadores de vida.
“Cuentan de aquella persona que se quejaba porque no tenía dinero, y creía que esto le impedía ser feliz”, Pero encontró a su paso una persona toda sonriente, sin piernas y pidiendo en la calle… pues cual fue su sorpresa: escuchar de esta persona que era feliz; porque tenía una familia a quien amar, tenía a Dios quien le amaba y tenía personas a su derredor que le amaban y que él podía amar. Amaba y era amado, no había motivo más que le impidiera ser feliz; ni el dinero, ni su limitación física, le impedían ser feliz. Además luchaba para ganarse la vida a cómo podía.
En unos momentos de silencio, menciona para ti mismo los motivos que tienes para ser feliz…
Hermano catequista, si nos ponemos a mencionar las innumerables cosas que son parte de nuestra felicidad… el sol, que recibimos cada mañana sin esfuerzo alguno; el oxígeno, que segundo a segundo consumimos; el movimiento de nuestro cuerpo, nuestros sentidos, de ver, sentir, oler, etc. Así mismo cada persona que es un motivo de encuentro y de fe; nuestra iglesia, que es una familia en la que también amamos y somos amados; nuestra catequesis, que es un espacio de nosotros mismos que se dona felizmente. Nuestra familia, trabajo, capacidades humanas, intelectuales, manuales, físicas.
También es motivo para ser felices, la capacidad de alegrarnos, de poder sonreír y tirar para adelante; la capacidad de cambiar y de elegir nuestras actitudes ante la vida, en fin… Dios ha hecho de nosotros una obra maravillosa. Somos capaces de decidir ser felices, somos capaces de superar con fe las adversidades de la vida, de ofrecer y dar sentido al sufrimiento y al dolor. Y tenemos la capacidad para permitir que lo que vivimos, nos afecte en positivo o en negativo, aún las pruebas pueden verse con ojos de esperanza.
Como nos dice la Escritura: “Tened por sumo gozo hermanos míos el que os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia en el sufrimiento (Santiago 1, 2-3)”
Queridos catequistas, os deseamos que el tiempo de la prueba os haya hecho fuertes y que estéis en el momento de la gratitud y perseverancia firme. Un afectuoso saludo, ¡Felices pascuas!