Semana Santa de un catequista. Jueves Santo
Todo cristiano está llamado a vivir con profunda meditación y respeto la Semana Santa, antes llamada Semana Mayor, en la que se recuerda el acontecimiento de amor que cambió el mundo, la historia, tu historia y la mía. En este artículo te ofrecemos una breve meditación para hacer un camino santo unido a la pasión de Cristo.
JUEVES SANTO “PAN QUE SE PARTE Y SE DA”
El jueves santo es un día para descubrir hasta dónde estoy dispuesto a darme
Oración: Jesús, me pongo en tus manos para que me formes a tu manera, con tus criterios, con tus sentimientos, como la masa que se deja modelar, en este jueves Santo quiero dejarme hacer al calor de tu Santo Espíritu, quiero ser pan bueno, pan de tu mesa para darme en mi servicio catequístico a los que me has encomendado.
Escucha de la Palabra ( Lc 22, 19)
“Y, tomando pan, después de pronunciar la acción de gracias, lo partió y se lo dio, diciendo: Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros; haced esto en memoria mía”.
Puntos de meditación
- Vivimos en profunda conciencia que Jesús se atreve a quedarse en la humildad y anonadamiento de un simple pan, la libertad extrema de ponerse en nuestras manos.
- ¿Cómo acojo la entrega total de Jesus al darse como alimento y su fidelidad indecible de quedarse para todos los días de nuestra vida, quedarse con y para nosotros.
- Como Jesús nos pone a repartir su pan, nosotros catequistas somos conscientes de la confianza de Jesus y de la comunidad cristiana, al ponernos como mediadores entre el pan de la Palabra y los pequeños interlocutores.
- Somos capaces de agradecer la vida misma que tenemos en nuestras manos, la vida propia y la de nuestros hijos o discípulos…; vivimos en esa actitud de gratuidad reconociendo en Dios la fuente de todo bien.
- Jesús nos pide hacer nosotros lo mismo, hacernos pan, hacernos comidilla… ¿Qué clase de pan somos? Somos pan bueno, pan duro, correoso, o amargo, somos pan dulce, pan de amor, pan de unidad y alegría? -Tanto en nuestra casa como en nuestro apostolado-
- ¿Hasta dónde estamos dispuestos a darnos, hasta donde podemos ser memoria vida, pan partido como Jesús nos pidió?
Oración final
Maestro, ¡cuantas veces nos hemos tenido la experiencia de ser triturados por las críticas y el rechazo por ser servidores del Reino! Asimismo, ¡cuantas otras veces nos hemos dejado preparar en tus manos como pan bueno que se da a los demás!.
Para el que ha gozado de tu mesa no importan las fatigas, para un verdadero catequista no importan las interminables luchas. Cuantas veces quieras toma nuestra vida, toma nuestro pan y pártelo Tú, y repártelo con aquellos que más nos necesitan. Permítenos la gracia de ser alimento de esperanza y fe para aquellos que están alejados, para aquellos que sufren discriminación, pobreza o increencia. Queremos ser pan en tus manos, danos tú la gracia.