Retiro de Adviento para catequistas
LA PUERTA DE LA MISERICORDIA
(Basada en la carta apostólica “Misericordia et misera” del Papa Francisco)
El año de la misericordia, ha terminado, lo hemos ya vivido, sabemos que las puertas santas de la misericordia se han cerrado, pero tomando en cuenta la carta apostólica “Misericordia et misera” el Papa Francisco nos anima diciendo: “la puerta de la misericordia de nuestro corazón permanece siempre abierta, de par en par. Hemos aprendido que Dios se inclina hacia nosotros (cf. Os 11,4) para que también nosotros podamos imitarlo inclinándonos hacia los hermanos” (n.15) .
Paseo a solas con Dios
En este momento vamos a caminar un poco o podemos permanecer sentados pero vamos a dialogar con Dios de nuestros frutos personales, los buenos, amargos, verdes o maduros…
¿Por qué la humildad es llave de misericordia?¿Qué frutos podridos voy cargando en mi árbol que es necesario soltar? ¿Qué semillas puedo rescatar en mi persona para ser misericordioso?
Reflexión
En este sentido el adviento es el tiempo favorable y de gracia donde podemos contemplar el inclinarse de Dios a la humanidad. Dios se inclina de tal manera a nuestra naturaleza humana que la asume para sí.
A la escucha de Dios y de la Iglesia
“Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros”(Jn 1, 14)…
Recordando al Papa Francisco nuevamente, podemos hacer nuestras sus palabras cuando nos invita: Este es el tiempo de la misericordia. Cada día de nuestra vida está marcado por la presencia de Dios, que guía nuestros pasos con el poder de la gracia que el Espíritu infunde en el corazón para plasmarlo y hacerlo capaz de amar. Es el tiempo de la misericordia para todos y cada uno, para que nadie piense que está fuera de la cercanía de Dios y de la potencia de su ternura. Es el tiempo de la misericordia, para que los débiles e indefensos, los que están lejos y solos sientan la presencia de hermanos y hermanas que los sostienen en sus necesidades…
Si nos preguntásemos, qué actitudes concretas podemos vivir en este tiempo de adviento: al vez nos ayude contemplar María en espera y darnos cuenta que, podemos ser cristianos de esperanza, ella que espero gozosa la venida de Jesús en medio de los contratiempos, y los apuros en que ella se podía ver implicada. Ser personas de alegría porque prepararse para dejarse abrazar por Dios que se inclina a la humanidad es motivo de alegría.
Perdonar y saberse perdonados es un gran motivo de alegría. Saberse amado, aun con la propia miseria, es motivo de alegría y amar al otro tal como es, también es motivo de alegría.
El Papa nos dice: “La misericordia suscita alegría porque el corazón se abre a la esperanza de una vida nueva. La alegría del perdón es difícil de expresar, pero se trasparenta en nosotros cada vez que la experimentamos. En su origen está el amor con el cual Dios viene a nuestro encuentro, rompiendo el círculo del egoísmo que nos envuelve, para hacernos también a nosotros instrumentos de misericordia” (n. 3).
Nosotros somos puerta de misericordia
¡Celebramos el inicio del adviento en nuestro corazón!
Este adviento no puede ser igual que otros tantos que hemos vivido, es un adviento, que nos incomoda, nos hace salir de nuestra comodidad. Es decir, preparar la alegría del adviento trae consigo preparar los corazones que ya un año se han henchido de misericordia, para que desborden y se den con acciones misericordiosas, hoy Dios se inclina al pobre y desamparado en cada uno de nosotros, en cada catequista es Dios que se inclina a los niños…