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Belén de Begonte

El belén de Begonte se acerca a las bodas de oro. La iniciativa que surgió en la localidad por impulso del párroco Domínguez Guizán y que encontró entusiasta apoyo en José Rodríguez Varela, que construyó muchas de las piezas del nacimiento electrónico, está en vísperas de una nueva temporada de visitas. Fallecidas las dos citadas personas, el belén ha mantenido una línea firme y ascendente hasta convertirse en emblema local, acompañado de una variada programación complementaria.

El Belén, famoso en toda Galicia, ha sido ambientado y sonorizado electrónicamente, merced al trabajo de especialistas en la materia que (como todo en el Belén, desinteresadamente) colaboran en este quehacer. Por ello es el Belén de Begonte, obra del entusiasmo: hecho con cariño, con devoción, con emoción… producto de la fe, de la amistad, del esfuerzo. A quienes visitan este Belén se les pide que se fijen en los detalles, en las figuras en movimiento, en la hierba que nace, en la nieve o en el Ángel… pero también en lo que hay detrás de todo ello: un Centro Cultural que todo el año vive pensando en la Navidad; un grupo de personas que cree que la Navidad sigue siendo importante. Y que les pide que ante este Belén, obra del entusiasmo, abran no sólo los ojos del cuerpo sino también y muy especialmente los ojos del alma.

Gracias a Begonte, la tradición belenística en la provincia de Lugo se refuerza. Gracias a Begonte la navidad en Lugo es más Navidad.

El primer Belén nace en diciembre de 1972. Por aqeuella época, en Coruña, en el centro de Formación Profesional Acelerada de Someso, habían confeccionado un belén original, movido eléctricamente, y allá se fueron. En cuanto volvieron, pusieron manos a la obra, y en diciembre del mismo año, consiguieron montar el primer belén.

El párroco D. José Dominguez Guizán, quería hacer algo que llamase la atención, que obligase a acudir a Begonte, que los distinguiera como pueblo, pero que también responsiese a las inqietudes de su Ministerio, que fomentase la religiosidad y que representase adecuadamente la grandeza del Misterio. Así es como nació este Belén.

Hubo quien escribió de Don José: «Era aquel un cura especial que conjugaba de forma admirable una gran fortaleza de espíritu, un amor sin medida por el pueblo al que servía, y una fe sencilla y compleja a la vez, que le permitía desempeñar su ministerio con una gran altura de miras y quedarse embelesado, mísitcamente embobado, ante un belén, como un niño grande que tenía una gran fe y quería contagiarla a todos los demás niños, grandes y pequeños».

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