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¡Buenos días, Catequista!

¡Qué alegría de saludarnos de nuevo queridos catequistas!, esta semana en la alborada ya de primavera la frase para meditar es:

 “El catequista mensajero de esperanza”

Hoy más que nunca el catequista es y debe ser, anunciador alegre de esperanza. En medio de una sociedad que se conforma con los bienes inmediatos, que incita y promueve el consumo; el catequista ha de preparar la esperanza de los bienes que no se ven, los bienes que no satisfacen a primera vista, los bienes que duran para siempre y que requieren una paciente espera.

El catequista es portador de un mensaje de esperanza, de una buena noticia que le ha sido dada, independientemente del estado de ánimo, de la situación social y familiar; el mensaje evangélico, viene precisamente a animar contra toda esperanza, a alzar la mirada más allá de lo evidente.

El catequista porta en su ser vocacional de identidad profética, un mensaje que le sobre pasa, por ello aquel misterio que le lanza a darse con alegría, a ser motivo de esperanza y alegría para los chicos de la catequesis.

Un catequista que fundamenta su esperanza en Cristo, es capaz de superar las críticas, de superar los miedos y de vivir en la esperanza de ver en esos retoños de vida la un fruto para el mañana, un fruto de vida cristiana.

Un catequista, que ríe, canta, baila, aplaude y se hace niño con los niños; no es que no tenga problemas, o haya perdido la razón, sino que está firme en su esperanza, que le viene de la fe en Dios y en sus promesas, como Abrahán.

Como dice la Escritura: “Abrahán… apoyado en la esperanza, creyó contra toda esperanza, que llegaría a ser padre de muchos pueblos, de acuerdo con lo que se le había dicho… Rm 4, 18”.

Hasta la próxima, queridos catequistas, a vivir en la esperanza, de Dios que no defrauda.

Puedes ver tema relacionado en: https://eduardocasas.blogspot.com.es/2011/08/esperando-contra-toda-esperanza-rm-418.html

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