¡Buenos días, Catequista!
Un placer saludaros de nuevo queridos catequistas, el Señor nos ha unido en este caminito espiritual, el cual vamos emprendiendo con la sencillez de la vida cotidiana. Esta semana nos esforzaremos en hacer experiencia de Dios mediante la siguiente disposición de vida:
“Ser ofrenda de alabanza”
¡Catequistas vuestra vida es la mejor ofrenda que podéis ofrecer a Dios!, no esperéis hacer cosas extraordinarias para alabar y bendecir a Dios, es la pequeñez de vuestro acontecer diario que podéis transformar en cantico de alabanza.
Cada paso que damos, cada palpitar de nuestro corazón, cada respiración de nuestro ser es una excelente disposición para ofreceros a Dios como alabanza de cada Día.
Hoy que gozamos un poco de las vacaciones de la catequesis, es la hora de ir creciendo en disposición interior, ahora que tenemos la paz, la serenidad y el tiempo, para tomar consciencia de nuestra vida misma, respiremos profundo y hagamos consciente y voluntaria esta ofrenda…
Aquí me tienes Señor… soy consciente de que estar vivo es ya una bendición, una oportunidad para ser feliz y hacer felices a los que amo.
Aquí estoy Señor… con toda mi persona, cada latido de mi corazón te pertenece, cada latido de mi corazón es una ofrenda de alabanza por la vida que me das.
Aquí estoy Señor… para ofrecerte mi vida toda, te consagro cada respiración de mi ser como alabanza eterna, por mi vocación cristiana y por mi vocación de catequista.
Aquí estoy Señor… con mis manos que son los instrumentos naturales que me has dado para ser creador contigo, te ofrezco todo mi quehacer pastoral y catequístico en alabanza a tu amor.
Aquí están Señor mis pasos… cada acción que hago en mi hogar, en mi espacio cotidiano de vida, sea para ti una ofrenda de alabanza…
Aquí esta Señor mi……………………….(puedes continuar espontáneamente dejando que el Espíritu hable en tu interior). Amén
Os dais cuenta queridos catequistas, lo sencillo e infinito que es nuestra vida, si en conciencia ofreciésemos a Dios cada latido, cada respiración, cada célula, cada pensamiento y palabra del día, estaríamos cada instante alabando y bendiciendo a Dios.
Tu vocación catequística comienza aquí, en el espacio vital donde tú crees, oras, celebras y vives tu fe… no esperes a estar en el curso de nuevo para alabar bendecir y hacer resonar el amor de Dios. Tu vida catequista es un eco del amor de Dios todos los instantes de tu vida, puesto que tu vocación profética esta encarnada en tu ser, no consiste solo en dar la catequesis es mucho más que eso; toda actividad y vivencia cotidiana, ha de ser impregnada de esta espiritualidad catequística.
En fin, como nos invita la Palabra de Dios os invitamos también nosotros ¡Catequista!, Que tu vida sea una continua ofrenda de alabanza: ofreced sacrificios espirituales agradables a Dios por medio de Jesucristo (1Pe 2, 5b).