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¡Buenos días, Catequista!

Hola queridos catequistas, es una bendición comunicarnos de nuevo en esta semana tan especial, la semana del Amor, el Amor por excelencia, el amor de Dios; por lo cual la frase a meditar es:

“Catequista a corazón abierto”

Catequista estamos ya en el umbral de la pasión de nuestro Señor Jesucristo, no podemos seguir igual, en la indiferencia o encerramiento.

Es hora de permitir que la realidad de nuestros hermanos perseguidos, la realidad de la abominación del poder y la muerte cese. Alto a la deshumanización sea del aborto, de la guerra o de la opresión. Podríamos decir que es hora de llorar el pecado desmedido de la humanidad.

¡Catequistas! Estamos llamados a abrir corazones, seamos cirujanos del amor. Alto a la indiferencia, somos hermanos, somos familia, oremos unos por otros.

Lo sabemos de antemano, solo el amor vence al odio, no hay otro antídoto; la humildad vence a la soberbia, el perdón vence el rencor, la mansedumbre a la ira… así sucesivamente.

Pero siendo realistas, muchas veces en nosotros mismos hemos permitido que reine el rencor, que gane la soberbia, que se desarrolle el odio. Es hora de orar y abrir el corazón, el camino de conversión a Cristo es el amor.

Tu catequista que te has dejado tocar el corazón por Dios, ora incansablemente, lucha con tus limitaciones mismas, anuncia el amor y denuncia el desamor. Vive amando, vive a corazón abierto al estilo de Cristo Crucificado.

Querido Catequista tu que vives a corazón abierto, no te paralices, sigue abriendo el corazón a los niños, jóvenes o ancianos que desean encontrar en ti, una palabra, un gesto de humanización y cariño.

Vivir a corazón abierto, es ser capaces de intuir lo que el otro necesita antes de que lo pida, vivir a corazón abierto es escuchar ese grito de búsqueda de Dios y de sentido que se refleja en el ruido, frialdad y pesimismo religioso de algunos jóvenes.

Vivir a corazón abierto es ser capaces de orar por nuestros enemigos, orar en expiación por la humanidad entera. Vivir a corazón abierto es dejar que Cristo atraviese nuestro corazón. Permitir a Cristo que reine en nosotros para dominar nuestras, emociones, miedos y reacciones y en cambio, corresponder con las mismos sentimientos de Cristo, que murió amando.

Como dice la Escritura “sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo”. Jesús Crucificado es modelo de corazón abierto, porque lo da todo, porque ama más allá de los límites esperados.

Queridos catequistas, ¡que vivamos una intensa semana santa, en clave de conversión radical: orando y amando!

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