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¡Anímate a ser catequista! La Iglesia y el mundo te necesitan

La catequesis regresa a las parroquias, a las familias a la escuela…va llenando todos esos espacios donde se acompaña, se profundiza, se ora y se celebra la fe. Pero hacen faltan personas que quieran anunciar el Evangelio.

¡Nos faltas tú!

Si Dios te llama a ser catequista, no temas, dile que sí y descubrirás la alegría que siente el corazón cuando compartes el amor de Dios. El Señor os llama a hacer resonar su Evangelio en el corazón de cada persona. Deja que Cristo te mire y que por esa mirada haga arder tu corazón.

La alegría que hemos recibido en el encuentro con Jesucristo, a quien reconocemos como el Hijo de Dios encarnado y redentor, deseamos que llegue a todos los hombres y mujeres heridos por las adversidades; deseamos que la alegría de la buena noticia del Reino de Dios, de Jesucristo vencedor del pecado y de la muerte, llegue a todos cuantos yacen al borde del camino, pidiendo limosna y compasión (cf. Lc 10, 29-37; 18, 25-43). La alegría del discípulo es antídoto frente a un mundo atemorizado por el futuro y agobiado por la violencia y el odio. Conocer a Jesús es el mejor regalo que puede recibir cualquier persona; haberlo encontrado nosotros es lo mejor que nos ha ocurrido en la vida, y darlo a conocer con nuestra palabra y obras es nuestro gozo (cfr. DA 29)*

Por esto, nosotros, queremos y debemos proclamar el Evangelio, que es Cristo mismo. Anunciar que Dios nos ama, que su existencia no es una amenaza para el hombre, que está cerca con el poder salvador y liberador de su Reino, que nos acompaña en la tribulación, que alienta incesantemente nuestra esperanza en medio de todas las pruebas. Los cristianos somos portadores de buenas noticias para la humanidad y no profetas de desventuras (cfr. DA 30)

Os dejamos este vídeo con el objetivo de despertar «la preciosa vocación» de ser catequistas. «El discípulo de Cristo es un instrumento en manos de la Iglesia para transmitir la fe a los más pequeños, o a los que están en la etapa compleja de la adolescencia y la juventud, o quizá con adultos que desean profundizar y ser acompañados en su vida cristiana, bien para recibir el bautismo, bien para revitalizar su fe.

*DA= Documento de Aparecida

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