El Apóstol y la Santísima Virgen
EL APÓSTOL SANTIAGO Y LA SANTÍSIMA VIRGEN
Santiago era uno de los 12 Apóstoles de Jesús; hijo de Zebedeo, él y su hermano Juan fueron llamados por Jesús mientras estaban arreglando sus redes de pescar en el lago Genesaret. Recibieron de Cristo el nombre “Boanerges”, significando hijos del trueno, por su impetuosidad. En los evangelios se relata que Santiago tuvo que ver con el milagro de la hija de Jairo, estaba durante la Transfiguración y luego acompañó a Jesús durante la oración en el Monte de los Olivos. En los Acotos de los Apóstoles se relata que estos se dispersaron por diferentes regiones para llevar la Buena Nueva al pueblo de Dios. Por las revelaciones de Jesús a Sor María de Jesús de Agreda, una hermana franciscana, se dio a conocer que Santiago, el Mayor, se fue a España a evangelizar. Primero a Galicia, donde estableció una comunidad cristiana, y luego a la ciudad romana de César Augusto, hoy conocida como Zaragoza.
El 2 de enero del año 40, el Apóstol Santiago y sus discípulos estaban descansando en las orillas del río Egro y oyeron dulce voces que cantaban. Enseguida vieron como el cielo se llenaba de luces y muchos ángeles que se acercaban. Los ángeles cargaban un trono donde estaba sentada la Reina de los Cielos. María, en ese entonces, vivía en Jerusalén y fue bilocada a España. La Virgen le dijo a Santiago que construyera un santuario adonde Dios sería honrado y glorificado, y le dio un pilar con su imagen para que fuese puesto en el santuario. La Virgen también le dijo que el santuario duraría hasta los fines del tiempo y que ella bendeciría todas las oraciones hecha devotamente en ese lugar. Al final de la aparición, la Virgen le dijo a Santiago que cuando estuviera construido el santuario debería regresarse a Palestina a donde iba a morir.
El Apóstol Santiago cumplió los deseos de la Santísima Virgen y construyó la primera iglesia cristiana en el mundo entero. Santiago regresó a Palestina, donde fue decapitado por órdenes de Herodes el 25 de marzo del año 41 D.C. Sus discípulos recobraron su cuerpo y lo trasladaron a Galicia, en un bote milagroso, sin que nadie lo viera, guiado solamente por Dios.
En el Antiguo Testamento vemos como Jacob construyó un altar a Dios y lo llamo El Bethel, que significa “Casa de Dios” ( Gen. 35, 7). Jacob es un nombre griego, pero traducido en español es Santiago. Jacob construyó la “Casa de Dios” al igual que Santiago Apóstol construyo la primera “Casa de Dios”, la primera Iglesia en el mundo entero.
La tumba de Santiago Apóstol fue olvidada por más de 800 años. Bajo el reinado de Alfonso II (789-842), un ermitaño llamado Pelagio recibió un visión, en la cual el lugar donde se encontraban los restos del Apóstol se fue revelado. El día 25 de julio de 812, adonde supuestamente estaba la tumba, se llenó de una luz brillante y desde entonces se conoce como Compostela “Campo de Estrellas”. El obispo de Iria Flavia, Theodomir, después de investigaciones declaró que eran verdaderamente los restos y la tumba del Apóstol Santiago. Al igual que el Santo Padre, León XIII, en 1884, en forma de Bula Papal, confirmó que los restos en Santiago de Compostela pertenecían a Santiago Apóstol.
Santiago Apóstol también se conocía como el “Matamoros”, matador de los moros. Se dice que había aparecido en ayuda de su pueblo en varias ocasiones en contra de los Morros. Especialmente en el año 1492 cuando se logró la reconquista de España.
Santiago Apóstol preparó el camino para la Virgen María en España y también preparó el camino para la llegada de María Santísima al “Nuevo Mundo”. El es el Apóstol que va delante de la Virgen María, abriéndole el camino; él es el Apóstol de la Virgen María, también es conocido como el Apóstol de la Paz.
Santiago Apóstol ha preparado el camino para que el mundo reconozca a la Virgen Santísima como un “Pilar” de nuestra Iglesia.
Por: Por Madre Adela Galindo,sctjm
Fuente: http://www.corazones.org/santos/santiago_apostol.html